miércoles, 22 de marzo de 2017

22 de marzo, Día Internacional del Agua

No resulta extraño que en un sistema mundial que se perpetúa parcheando sus propias contradicciones sus habitantes se vean abocados al hecho de sobrevivir entre incoherencias, aceptando el absurdo y la paradoja como elementos inherentes a la propia existencia.

Hoy 22 de marzo, Día Mundial del Agua, celebramos que los organismos internacionales se impliquen activamente en la visibilización de un problema que afecta a buena parte de la población mundial. No es una cuestión baladí que la determinación y la audacia con la que lo afrontemos condicionará la vida de las generaciones presentes y futuras.

La escasez de agua potable y de saneamiento es la causa principal de enfermedades en el mundo. La mortandad en la población infantil es especialmente elevada. En los países en vías de desarrollo, más del 90% de las muertes por diarrea a causa de agua no potable y falta de higiene se producen en niños y niñas menores de cinco años. Unos 4.500 niños y niñas mueren a diario por carecer de agua potable y de instalaciones básicas de saneamiento.

Y la carencia de agua saneada afecta principalmente a las poblaciones pobres y rurales. Más de 850 millones de personas no tienen acceso suficiente a agua potable. El uso medio de agua por persona/día es de 200 a 300 litros en la mayoría de los países europeos, frente a los menos de 10 litros en los países en vías de desarrollo. Por término medio, las mujeres y niñas de los países en vías de desarrollo, caminan seis kilómetros al día transportando 20 litros de agua, lo que reduce el tiempo que podrían utilizar para otro trabajo productivo, o para que las niñas asistan a la escuela. Las enfermedades transmitidas por el agua elevan notablemente los índices de absentismo escolar entre los sectores de la población más desfavorecidos.

El 28 de julio de 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos.

El Objetivo de Desarrollo número 6 se basa en garantizar la disponibilidad de agua, su gestión sostenible y el saneamiento para todos, incluye la meta de reducir a la mitad la proporción de agua dilapidada y aumentar su reciclaje.

Uno de los focos principales de actuación de la Fundación Acción Geoda, se basa en dotar de las infraestructuras necesarias para facilitar el acceso a un agua limpia y saneada a los pueblos del valle del Tessaout, en el Alto Atlas marroquí, fomentando a su vez  el fortalecimiento y el desarrollo de las instituciones comunales, que aseguren la viabilidad de los proyectos, implicando a los pueblos en la gestión de sus propios recursos.
Los habitantes de las aldeas trabajan en la construcción de zanjas y depósitos, instalan los contadores en las casas, y gestionan a través de las asociaciones locales, el pago de las cuotas que permiten la sostenibilidad del suministro y el mantenimiento de las infraestructuras. En algunas de dichas aldeas, ha sido necesaria la construcción de pozos para acceder a tan preciado recurso.

La cooperación entre Acción Geoda, las entidades colaboradoras que contribuyen posibilitando la financiación de los proyectos, y los propios habitantes del valle han permitido dotar de un fácil acceso a agua potable, a más de 3000 personas, incluyendo a los pueblos de Ifoulou, Irbran, Azzerzem, Taznakt y Toufghine.

Próximamente, otras 700 personas de las aldeas de Tiftich e Imi n Tizgui, mejorarán notablemente sus condiciones de vida, a través de las acciones que posibilitarán que tengan acceso a un agua potable y limpia, sin necesidad de realizar largos y pesados desplazamientos.

Uno de los objetivos de Acción Geoda, es seguir trabajando mano a mano con los habitantes del Tessaout, expandiendo el foco de actuación a nuevos pueblos del valle, y perseverando en una línea de cooperación, que asegure la viabilidad y sostenibilidad de la gestión local del acceso y suministro a un bien imprescindible para la realización de la propia vida.

Desde nuestra Fundación, también queremos señalar, que no es posible solucionar el problema del derecho humano al agua, si el sistema mundial no encara sus propias contradicciones. Celebramos que los organismos internacionales, consideren que  la carencia de agua potable es un problema central en el mundo actual. No obstante, la cuestión será irresoluble, mientras no repensemos las implicaciones inherentes a un sistema económico voraz, que en su continuo afán expansivo, ha puesto su foco en la mercantilización de un recurso imprescindible para la supervivencia.

El “oro azul” se ha convertido en una inversión financiera de alta rentabilidad. Su carácter finito y necesario, ha contribuido a que grandes multinacionales se estén centrando en monopolizar el suministro de agua en todo el mundo. El FMI y el Banco Mundial, instituciones que forman parte de las Naciones Unidas, han obligado a multitud de países, a privatizar el agua, como condición imprescindible para asegurar su financiación.
Peter Brabeck-Letmathe, presidente del grupo Nestlé, líder mundial de venta de agua embotellada, considera que: “ el agua no es un derecho, debería tener un valor de mercado y ser privatizada”.

El acceso y el suministro del agua ha constituido una histórica fuente de conflictos, en ocasiones enmascarados de cuestiones étnicas o políticas. Sin duda, no encarar con firmeza el problema del agua, generará conflictos y acentuará las desigualdades en tiempos cercanos.

Nos felicitamos por la celebración de este día, pero también remarcamos la incoherencia de no señalar cuestiones nucleares del problema.




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